“La gran renuncia”

En los últimos años, y especialmente desde hace un año, se viene observando lo que llaman “deserción masiva”. Un incremento de salidas voluntarias en las empresas estadounidenses, la cifra es alarmante. Más de 4 millones de abandonos mensuales desde septiembre 2021 a enero 2022, y el número de ofertas de trabajo supera holgadamente al de demandantes.

Estas renuncias según los expertos, raramente preceden a demanda de empleo por cuenta ajena, (“trabajo” y “empleo” no son sinónimos), y si bien el proceso no es de ahora, la cifra de deserciones se disparó a principios de 2021, y no es casual, la pandemia invitó a muchos a replantearse prioridades.

La “despedida voluntaria masiva” está provocando una escasez de mano insólita a ambos lados del atlántico. En Estados Unidos la sorpresa está agravando aún más el colapso en las cadenas de suministro, y en menor medida en el norte de Europa, con matices por “inadaptación” del personal para trabajar sin horario.

En el sur de Europa y muy concretamente, en Italia y España el problema es muy distinto. En España no hay indicio que anticipe incremento renuncias voluntarias, por las condiciones laborales y cierta falta de esperanza de encontrar empleo que satisfaga necesidades básicas para el desarrollo personal.

Podríamos hablar de causas y reproches acerca de un problema cuya raíz es la dificultad de casar oferta y demanda de empleo, lo que empieza a ser un problemón para personas, empresas y por ello, para las economías nacionales.

En unos casos “la culpa” recae en la desconexión entre habilidades y experiencia de candidatos con necesidades actuales de la empresa; en otros, en reducción de ingresos de las compañías y, sobre todo, de márgenes por el peso de gastos fijos que repercute inevitablemente en los gastos de personal.

Ambos “culpables” se suman a un tercero, las nuevas tecnologías, que traen diversas consecuencias, como la descentralización y el auge de las start Up, creo que demasiado de moda. Ambas derivadas influyen de forma determinante para la estocada final del modelo tradicional de organizaciones, y para que corporaciones líderes busquen el mejor talento para trabajar en remoto, ya empleados de dedicación exclusiva, o más frecuentemente, freelance que prestan sus servicios en remoto para varias organizaciones de diversos países.

En cuanto al auge de Start up, el entusiasmo despertado muchos jóvenes que sueñan obtener en un futuro el éxito de nuevos Bytedance (Tik Tok); Space X (Transporte espacial de Elon Musk); Airbnb; Uber; Xiaomi; Spoty…creo que merece comentario aparte. Artículo que estoy preparando con dificultades, porque su crecimiento exponencial del fenómeno y por los posibles efectos de la Ley de Start Up, dentro del programa España, Nación Emprendedora.

Baste recordar que hablamos de empresas jóvenes (por reciente constitución y rasgos propios de la juventud, no siempre jóvenes por el DNI, pero sí por entusiasmo compartido por sus integrantes. Porque hay bastante senior, bien “prejubilado” (como llaman al despedido y cotizado) o bien “desertor” que ha abandonado su zona de confort, muchas veces muy confortable por el número de dígitos de la transferencia a fin de mes, remitida por empresas líderes.

Empresas jóvenes de espíritu, con bajos costes y generalmente apoyadas en tecnología digital, que buscan financiación para desarrollar un producto o servicio claramente novedoso y diferenciador que intentan vender con amplios márgenes.

¿arquetipo del “escapado”? Siguiendo con la desbandada, El profesional participante en la misma, como el de cualquier colectivo profesional, no encaja en ningún arquetipo. Puestos a buscar uno más o menos aproximado, suele ser profesional con conocimientos de tecnología, y no pocas veces con visión muy parcial y limitada acerca de su aportación a la cuenta de resultados y a la cadena de producción de bienes y servicios. Es un profesional que de siempre buscó trabajo y no tanto “empleo”.

Es una persona que emplea cerebro y tiempo sin horario, que decide, diseña, organiza, y ejecuta, siempre ajeno a organigramas, jerarquías y, en algunos casos, ajeno también a servidumbres debidas por quienes hasta hace no mucho eran apropiados por las organizaciones como parte del inmovilizado, como “hombre de la casa, como de la familia”.

Externalización Por otra parte, desde los años 90, hemos asistido a un proceso de paulatina externalización de tareas de la empresa. Resulta difícil juzgar si es un acierto o un error porque no hay dos organizaciones iguales. Pero es innegable que el empleado de una “Empresa de Servicios” o de una ETT, por lo general se sentiría más identificado con la empresa para que trabaja de facto, si esta le incorporase en plantilla. Aunque no se pueden establecer reglas generales.

Miopía La semana pasada (estamos por tanto en 2022, y no en tiempos de Manolo Ozores y Gracita Morales) leía en tuit con el testimonio de una profesional de fama sobradamente reconocida en campo de consultoría, “Alguien de un gran banco (con miles de millones de beneficios en 2021), me escribe para que les ayude a hacer un curso de emprendimiento a través de varias entrevistas, etc. Les pregunto: ¿remuneración? Contestación: cero, pero ganarás popularidad. En fin…Imaginad mi respuesta…” Ahora que hay lentes intraoculares, laser… parece que hay responsables de organizaciones que siguen leyendo con una lupa, y en consecuencia animan a la desbandada. El miope de esa empresa, que según la consultora es un Banco, sin duda habrá ahorrado tiempo y energías a multitud de aspirantes, y tampoco me extrañaría que, a muchos empleados, ahora ex empleados reconvertidos en profesionales liberales, que celebran en qué buena hora abandonaron la organización miope.

En fin, como siempre nuevos tiempos y como nunca, incertidumbre absoluta. Solo tenemos certeza de una cosa: La desbandada no ha hecho más que empezar.

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