La sombra de la crisis china es alargada
La segunda economía del planeta (o primera en algunos datos), que fuera motor del crecimiento del mismo durante décadas, presenta un cuadro poco esperanzador para 2024.
La primera pincelada gruesa viene con el crecimiento. Nos tenían acostumbrados a crecimientos interanuales del 10%, para este año se espera un 5% y los pronósticos más optimistas un crecimiento de 3% para los próximos años. Si esto ocurre en el país cuyo crecimiento contribuye cerca de un 30% al crecimiento del planeta, todo este quedaría gravemente afectado.
El problema viene gestándose desde hace tiempo y no parece que se pueda solucionar con medidas monetarias. La deuda total de la conocida como “fábrica del mundo” en este momento casi triplica su PIB, lo que es alarmante. Deuda pública local que ya alcanza los 9 billones de dólares, inflada por generosas líneas de crédito de la banca pública (forzada por el gobierno autoritario donde los haya) a devolver en 25 años. Esta deuda municipal se disparó con el COVID, y en este momento suma un 50% a la alcanzada a finales de 2019. La deuda pública China sobre PIB no supera el 60% del PIB, lo que visto desde el viejo continente, con endeudamiento sobre PIB superior al 100 % en muchos casos, no parece descabellado. Lo que sí preocupa la proporción de este último dato de las empresas (120%) y de los hogares (66%, y creciendo por la deuda hipotecaria).
El gobierno ha incrementado el gasto público para reanimar la inversión empresarial para mantener expectativas de ser la primera economía del mundo durante el próximo decenio. Pero no nos engañemos, son las mismas autoridades económicas y monetarias que han impulsado la expansión crediticia y la burbuja inmobiliaria las que ahora intentan reflotar el Barco que ahora hace aguas por algunas grietas.
Las siguientes pinceladas no son menos preocupantes, oscilando entre desaceleración y crisis sin paliativos.
-Consumo doméstico a la baja, lo que trae consigo un círculo vicioso al generar esta caída la de la inversión y esta a su vez un incremento de desempleo, y este en caída de consumo… un círculo vicioso del que es muy difícil salir.
-Sector inmobiliario ya pondera el 25% del PIB Chino, y ha protagonizado el crecimiento de este último en estos últimos años en detrimento del motor de las exportaciones. Allí dicen que han pasado de ser una fábrica del mundo a ser un gran edificio con viviendas y espacios comerciales.
Fábrica o edificio, el hecho es que en el ladrillo tiene el gigante algo mucho más serio que un talón de Aquiles. Una montaña que va confirmando un más o menos próximo estallido de burbuja, lo que ya confirmábamos en 2021 en este comentario https://pacobenitodelfresno.es/burbuja-inmobiliaria-china-anotaciones-a-pie-de-pagina/ . Al parecer se está reaccionando tarde y mal ante esta crisis que afecta a su principal motor económico desde 2010 (no es casualidad que el Gobierno impulsase el sector ladrillo como motor económico ante el estancamiento del sector exportador). Hace año y medio, cuando escribí el comentario del enlace, Pekin anunció restricciones de acceso al crédito de las grandes inmobiliarias, debido a su insostenible apalancamiento. Ahora, tarde y mal, debido a la crisis del sector, el gobierno por medio de Bancos estatales está incrementando líneas de crédito a las inmobiliarias.
A pesar de las medidas adoptadas, visto lo ocurrido con Evergrande y posible efecto contagio a Country Garden, el futuro del sector (las inmobiliarias tienen ratios de deudas sobre activos superiores a 90% en muchos casos) y consiguientemente de los Bancos (ya sean públicos o ya privados, en muchos casos creados o comprados por las propias inmobiliarias) que han contribuido al apalancamiento es aún más oscuro que los nubarrones que desde hace meses estamos viendo en diversos puntos del planeta. El precio de la vivienda con relación a los ingresos de las familias chinas ya supera a las desorbitadas de Nueva York o Londres, según reciente estudio de Kenneth Rogoff (catedrático en Harvard y ex Economista Jefe del FMI) . el diario “El Mundo” trata muy bien el problema en este reciente trabajo: https://www.elmundo.es/economia/actualidad-economica/2023/09/10/64f9a373e9cf4a89148b458e.html
-Sector financiero: Muy muy deteriorado, porque aparte del severo castigo en la producción industrial y del traslado de centro de fabricación a otros países, tenemos el problema central antes mencionado: Si los ciudadanos dejan de comprar vivienda ¿Quién va apagar la enorme deuda del sector inmobiliario con la banca?.
-En cuanto a la balanza exterior del gigante, la desaceleración iniciada en 2008, cuando por un lado descendió la demanda occidental por la crisis financiera, y por otro, muchas empresas occidentales empezaron a trasladar sus centros de fabricación a otros países más baratos, no parece detenerse. Tenemos en este momento un descenso de exportaciones en un 8% interanual en el último trimestre, (12% el último mes) un descenso alarmante por ser superior al registrado en febrero de 2020 lo que ha intentado neutralizar con depreciación del yuan, cuyo cambio con el dólar ha caído en los últimos 12 meses un 12% con el euro y un 16% con el dólar.
-En los hogares chinos cunde cierto miedo, causante de tasa de ahorro elevada y de consumo decreciente. Así tenemos el IPC interanual ya está en negativo, en parte como consecuencia de la debilidad de la demanda interna. Por una parte, tenemos una ratio de ingresos y coste de vivienda en este país sencillamente demencial (una vivienda en una gran ciudad cuesta de media 45 años de ingresos, cuatro veces más que en París) , por otra parte, . No olvidemos el “efecto riqueza” de las Bolsas (mis acciones valen 10, luego tengo 10), y a las recientes caídas de los índices chinos también tienen su efecto en el colchón de los ahorros de una recientemente surgida clase media china que, como en otras partes, va dejando de serlo.
-El objetivo de pleno empleo también presenta sus grietas. Desempleo juvenil actual de 20%, que retirará del consumo, por tiempo difícil de pronosticar, a la franja de edad más propensa al gasto.
Hablando de hogares, ¿Ayuda la baja demografía de un país, cuyo futuro está herido de muerte por la política de hijo único vigente desde 1982 e inútilmente modificada en 2008?.
Un error garrafal que no ayuda en absoluto. En este momento en las grandes ciudades el hijo único de la nueva clase media goza de una calidad de vida muy superior a la de sus padres y la de sus abuelos, quienes le llaman popularmente “El último y único emperador”.
Estamos hablando de la primera economía del mundo en consumo de energía; materias primas y alimentos. Una disminución de la demanda provocaría caídas de beneficios y desempleo en los exportadores del gigante, como también en sus proveedores, entre los que destaca Alemania.
Conviene recordar que China es el principal productor de bienes del planeta, y como comentaba al principio, es el primer contribuyente al crecimiento mundial, casi la tercera parte de este, un 30%, más del doble que EEUU, y que India, que ponderan un 12%, y casi cinco veces más que la vieja Europa y si se detuviese la locomotora del planeta, como ya estamos viendo en el brusco desplome de exportaciones, también los harán las exportaciones como consecuencia de la forzada depreciación del yuan, la locomotora europea (Alemania) profundizaría en la actual recesión económica.
¿Cuál es el siguiente paso? Parece que deflación. La evolución del precio de los Bienes a la producción ya presenta pendiente negativa y el de precios al consumo está a punto de hacerlo. El círculo vicioso es muy similar al comentado al principio: Consumidores y empresas observan atónitos el fenómeno de deflación, ambos pilares suprimen gastos necesarios (ya lo han hecho con los superfluos) especialmente los particulares, al temer por su seguridad laboral y por la pérdida de precio de sus activos mobiliarios e inmobiliarios, entrando en un bucle de consecuencias impredecibles.
Aunque este esquema es muy superficial, creo que es suficiente para darnos una idea de lo que nos espera, por una próxima DANA ya inminente e inevitable. Espero equivocarme y que, al menos el aterrizaje sea suave, por bien de las economías occidentales.
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