Burbuja inmobiliaria China. Anotaciones a pie de página

En vísperas de 2022, parece que cobra nuevo sentido una de las cien frases de Napoleón “Cuando China despierte el mundo temblará”, que puesta al día con las noticias que se van publicando desde la crisis Evergrande podría quedar en “Cuando explote la burbuja inmobiliaria China, explotarán otras burbujas”.

La verdad es que a nadie debería coger por sorpresa. Ya en 2006, T. Fishman en “China, S.A.” advertía de la amenaza inmobiliaria, y un año más tarde, el Profesor Tamames, en “El Siglo de China” conocedor como muy pocos de la realidad económica China en todas sus vertientes, identificaba los problemas inmobiliario y medioambiental como desencadenantes de consecuencias imprevisibles para todo planeta.

Los recientes impagos de Evergrande, y los previsibles en Kaisa y varios de los principales gigantes del país han confirmado la explosión de una burbuja que, precisamente por reiteradamente desmentida (y por ello anunciada) y desde 2015, confirmada, desde entonces ha puesto a la administración china manos a la obra para provocar una explosión controlada.

Expertos tienen las ciencias económicas, naturales y morales para conocer el diagnóstico, las consecuencias y el tratamiento, o en su caso, la cirugía que fuese necesaria. Me permito tan solo hacer algunas anotaciones al margen.

A,- Peso específico desproporcionado de un sector. El incremento de producción en China desde 1978, que en 2021 acaba de superar el 3000 %, eclipsa todos los registros conocidos. Es un dato fascinante, de acuerdo. Pero al observar los números, resulta desproporcionado el peso del sector de la construcción.

El observador lee asombrado algunos informes de expertos en los que se afirma y demuestra que el principal motor de la escalada china no ha sido el exportador, como creemos al observar los embalajes de todo en los contenedores de papel, sino el inmobiliario. Este sector lo elevan a su vez nada menos que a la categoría de motor de la economía mundial. El peso de todas las viviendas y edificios chinos supera holgadamente el PIB del país, (Solo la demanda final de inmuebles supone el 20% de PIB) y se aproxima a la cuarta parte del PIB mundial.

B,- Persona. Personas. Economía. En algunos países de Europa y especialmente en España también vivimos un boom de la construcción que facilitó el traslado del campo a la ciudad. Pero aquí la realidad es bien distinta, el ciudadano chino carece de medios para comprar, o de seguridad para dormir tranquilo con una hipoteca (la vivienda allí se come el 78% de los ingresos). La proporción de compras como inversión, para alquilar, es muy elevada, pero insuficiente para absorber la oferta. Como consecuencia, se calcula (con mucho margen de error, como todo cálculo en China) que más de una quinta parte de viviendas en China (como mínimo, 70 millones de viviendas) están vacías. Es decir, más que todas las viviendas existentes en Francia y España (Benidorm y “Benidormes” incluidos. ojo, que en nuestro país hay más vivienda que la que parece, y más que en Francia)

C,- Vacío de persona, de personas y Economía. Ojo que esta es otra bomba de relojería, pero de autoinmolación. Bomba de china programada por y para destrucción…de sí misma. Desde 1979 se implantó la política de hijo único, retocada cosméticamente en este siglo, en que solo en 2013 se abrió la mano a un segundo hijo, pero sometido a autorización administrativa. En agosto del presente 2021 se ha legalizado un tercer hijo. A buenas horas…El hijo único chino ya nada tiene que ver con su padre, a quien considera un esclavo por su trabajo, y sin entrar en consideraciones, la tasa de fecundidad no se ha visto incrementada.

El mencionado control de natalidad conlleva un envejecimiento inevitable de la población, sin remedios paliativos a la vista (En este momento, ni en la imaginación de F. Ibañez, creador de Mortadelo, cabría el disparate de un éxodo de población desde países limítrofes con destino China) y un futuro muy complejo.

D,- El desmentido del rumor…  Como bien saben los periodistas, “el desmentido del rumor es la antesala de la noticia.”  Y si mi memoria y documentación no me fallan, todas las recesiones económicas que conozco desde el 1973, han venido acompañadas de unánimes desmentidos. Recuerdo una empresa que, sin pretenderlo, comunicó erróneamente a los medios de comunicación la existencia de problemas de solvencia, cuando el problema era muy limitado y solo de liquidez, gracias a un desafortunado comunicado a su personal en que demostraba la buena salud y solvencia de la compañía.

Algo parecido ha ocurrido en la formación de burbuja inmobiliaria china. Desde 2004 a 2014, los desmentidos acerca de la salud del sector por parte de la administración y principales Bancos ha sido una constante, pero conviene ver el proceso de la espiral alcista en precios acompañada de incremento de endeudamiento de las familias chinas. En el periodo 2000- 2007 los precios en las grandes ciudades se triplicaron, y en todo momento se habló de “ajuste”, de un incremento medio de PIB de 10% anual, inferior al 15% de salarios reales urbanos. De lo que no se hablaba era del porcentaje de renta destinado a pago de vivienda, presuntamente superior al 60%, ni de las condiciones laborales de los recién llegados del campo, muy inferiores las de los ya instalados.

Efecto dominó. Diversos departamentos de análisis están relativizando el impacto de impago de próximos vencimientos de deuda corporativa del sector, copla cuya letra y música nos sabemos de memoria por estos pagos. Según S&P la deuda corporativa china supera el 30% la tercera parte de la deuda corporativa mundial. Concretamente US$ 27 billones, pero de los nuestros, es decir, 27 millones de millones, de los cuales, cerca de la mitad correspondería a compañías constructoras e inmobiliarias.

Esta montaña, por no decir Himalaya de deuda no sería problema si el deudor fuera Apple, pero algunas manzanas que nos ocupan podrían contener gusanos según se desprende de los informes de las tres agencias de calificación crediticia. Fitch ha recortado solo en noviembre la calificación de 18 promotoras, y Moody’s acaba de calificar la deuda de gigantes como Greenland Holdings (por ingresos, quinto promotor del país) como Ba2, “Riesgo crediticio sustancial de impago”, cuando no Caa1, “Riesgo crediticio muy alto, como es el caso de Golden Wheel Tiandi y Guanzou R&F.

Estas dudas pueden desencadenar giros abruptos en los mercados en cualquier omento. Desde la crisis financiera de 2007, el ETF Bonos Basura ha caído fuertemente una vez que ha cerrado por debajo del precio mínimo de los diez meses precedentes. Este soporte estuvo a punto de perderse el pasado 3 de diciembre, pero podría ceder en cualquier momento, con consiguientes efectos en activos amenazados de sobreprecio, como es el caso que nos ocupa.

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