Lienzo en trazo grueso: «La locomotora europea y los vagones»

La locomotora alemana se tambalea y tiembla la cadena de transmisión por varias partes

Los que entienden de economía afirman que Alemania está entrando y saliendo de situación de recesión técnica (un país entra en recesión técnica cuando acumula al menos dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo del PIB), lo que podría contrastar a primera vista con  otros grandes Estados miembros de la zona euro -según se afirmaba en el último World Economic Outlook  del FMI, Alemania sería la única economía de la Unión Europea cuyo PIB presentará una tasa de crecimiento negativa en 2023. Pero negar el impacto de la pérdida de fuerza de la locomotora en el resto del tren sería hacerse trampas al solitario.

Paseando por la calle o conversando con los afortunados jubilados residentes en la costa muchas veces sobran algunos informes del FMI o sentencias de expertos.

Escuchando y observando se percibe rápidamente que algo ha cambiado en los últimos meses en nuestras ciudades y no son los edificios no el mobiliario urbano, y disculpe que me rebaje a dos ejemplos aparentemente prosaico, pero muy elocuentes. El primero, dicen que los alemanes ya no compran casas en la costa. Puede ser ocasional. El segundo, las matriculaciones recientes de automóviles. Esto no parece en absoluto puntual u ocasional.

Si hay referencia económica seguida por buena parte de la población, es la de las marcas y modelos más vendidos en últimos meses. A nadie se le oculta la fortaleza de Tesla (en lo que lleva de año ingresado casi tanto como VW; BMW y Mercedes juntos) y sobre todo, de los fabricantes orientales. No solo es que Japón. Corea y desde hace muy poco China están pegando muy fuerte, y lo que venden lo está dejando de hacer Europa. Esto es solo un ejemplo, pero muy sintomático de los problemas de una locomotora europea, que va camino de sufrir un trauma cuya recuperación va a necesitar de otro “milagro económico” a los que los alemanes nos tienen acostumbrados.

Yo destacaría cuatro grietas: Pérdida de competitividad por costes en relación con EEUU y China; crisis inmobiliaria con hundimiento de precios y de demanda, similar a las de otros países del norte de Europa; En tercer lugar, grietas cada vez mayores en la coalición de gobierno y por último, y muy estrechamente relacionado con el anterior, pérdida alarmante de calidad de servicios públicos y confianza de los ciudadanos en el sistema.

Empezando por este último punto, el Profesor Pampillón (IE y catedrático del CEU) establecía recientemente en Expansión (1 de octubre) los siguientes nexos con su acostumbrada claridad: “enorme subida de la deuda pública, gasto social disparado, aumento generalizado de impuestos, pérdida de competitividad internacional, atraso en el proceso de digitalización, servicios públicos colapsados y un precio de la energía desbocado. Las consecuencias de este panorama económico para el profesor son: 1) La inevitable y temida  estanflación; 2) Una dramática desindustrialización, 3) La caída de la inversión directa extranjera en Alemania.”

El lienzo no es agradable a la vista. Observando estos cuatro trazos gruesos de la situación alemana, uno se pregunta quién va a tirar ahora de los vagones. No solo no hay sustituto del motor alemán, sino que el viejo continente difícilmente va a salir favorecido de las dos guerras de las que nos informan todos los días, ni de una tercera probablemente más peligrosa; La guerra fría entre EEUU y China.

El mercado no parece acostumbrado a los sobresaltos diarios en nuestra región -Ni menos a lo que llega de Oriente próximo o de Ucrania-, y el último, la inevitable rebaja de calificación da deuda pública italiana (teóricamente en el 144% de su PIB y con la prima de riesgo pidiendo aumentos) podría abrir los ojos a una realidad que nadie quería desvelar: La locomotora estaba extenuada y el resto del continente estaba desnudo.

Espero equivocarme, pero paseando esta mañana de sábado me he dedicado a recontar matrículas que empiezan por “M”; y por cada coche eléctrico de fabricación alemana, he visto demasiados eléctricos asiáticos y demasiados Tesla. Cuidado con la cadena de transmisión del ferrocarril dañada.

 

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