Inversión. Nuestros deportistas son un ejemplo a seguir.

En estos días en que se nos va despidiendo Rafa, el mejor deportista español de todos los tiempos, y aún mejor persona, su lesión nos deja un sabor más que agridulce, un poco amargo porque no conocemos a ciencia cierta cómo va a quedar su pie para los próximos años.

Su extraordinaria profesionalidad, y su sencillez, está en línea con otros deportistas de este siglo, excelentes embajadores de España. Por citar ejemplos, los hermanos Pau y Marc; la disciplinada y autoexigente Mireia;

Carolina; el manchego universal Andrés; Lydia; Ana, que está de tres meses; Luca, el chaval de treinta y bastantes; la brava en aguas bravas Maialen. y otras y otros tantos. Leyendas e iconos del deporte, que, como la inversión, son una fiel representación de la vida, y que nos recuerdan que, como en la vida, siempre hay que intentarlo una vez más.

 

Todos han tenido una actitud necesaria también para todo inversor que se precie. ¿está un aspirante a deportista profesional dispuesto a entrenar con frío o calor después de clase y quedarse a estudiar perdiéndose la serie favorita, como deberían hacer muchos inversores? ¿Y a perderse los findes, porque es cuando hay partido? De igual manera, ¿Está un aspirante a inversor dispuesto a sumar horas formándose después de una jornada profesional, como se entrenan también los atletas por la noche?

No basta con la actitud. Querer no es poder, ni aquí, ni en ninguna parte. No todo el mundo sirve para todo, y en deporte y Bolsa, hay que estar habituado al esfuerzo y dotado de un alto grado de tolerancia hacia la adversidad, como la de Ana, medallista en triple salto, niña en ilusión y doctora en contrariedades. Por eso, muchos extraordinarios autores que tanto nos han enseñado, no se han hechos ricos con la bolsa, pero han recibido una satisfacción y un agradecimiento que no se paga con dinero.

Asimismo, conviene recordar que tampoco basta con la suma de actitud y determinadas aptitudes individuales. Falta algo más, porque solos no vamos a ninguna parte. En mi opinión, uno no puede entrenar solo, aislado, tanto en inversión como en el deporte, ambas actividades son colectivas, en futbol no es igual estirar solo como acompañado y dirigido por Antonio Pintus. En equipo se aprende y trabaja mucho mejor, en deporte y en inversión. Los manuales de Bolsa de toda la vida son necesarios, y hay multitud de obras excelentes, pero también ayuda enormemente compartir conocimientos y experiencias, aunque comprendo, porque a mí también me ha pasado, que haya quien quiera entrenarse como inversor estudiando en solitario con su manual y apoyado con enlaces de internet.

Luego está la capacidad de concentración, ese mindfulness que no es una moda entre los inversores y deportistas, sino que ha llegado para quedarse. No creo que Rafa ni Carolina necesiten meditación, porque tiene una fuerza mental sin parangón.

En cuanto a Carolina, hay unanimidad entre sus tres entrenadores y varios de sus adversarias en que tiene “una fuerza mental descomunal”.

En cuanto a Rafa, resultaría ocioso mencionarlo, pero me gustaría reproducir una conversación: Un día Federer escuchaba sin mucha atención a un Djokovik que se sentía muy seguro ante Nadal en la final de un gran slam, sencillamente porque le había visto físicamente algo justo. Federer, según cuenta, le miró al ya entonces supercampeón serbio como mira una leyenda de la historia del tenis a una joven promesa, y espetó “desengáñate, la rodilla de Rafa no va bien y va a necesitar hielo, pero su fuerza está aquí – señalándose la cabeza- y para superarle vas a necesitar más suerte de la que imaginas”. Rafa ganó la final.

Otro aspecto son los valores, pero no entendidos como escudo detrás del que se ocultan los granujas para salir indemnes de responsabilidades. Hablar de valores es hablar de los de nuestras madres y abuelas, siempre les faltó un código para firmar porque les sobraba entrega a los suyos, dignidad y sentido de la vergüenza. Esa misma que tienen los antes mencionados, y lamentablemente poco habitual en el futbol. Si algunos futbolistas pusieran el mismo empeño en apoyar a sus compañeros que en engañar al árbitro y sacar de sus casillas al adversario, otro ambiente se respiraría en algunos vestuarios y otro gallo cantaría a sus equipos. Algo parecido parece ocurrirles a ciertos gestores, que se pasan más tiempo atacando sin pudor a otros gestores, ya de la competencia o ya del propio equipo, que prestando atención a la evolución de las carteras.

La unión hace la fuerza, en todos los órdenes de la vida. Así como en futbol, las estrellas que han devuelto la alegría a Liverpool (ciudad en decadencia desde 1960 por muchos motivos, -demográficos, emigración, prejubilaciones-, ha sido Jürgen Klopp, alguien más empeñado en hacer piña que en estrategias de las que luego se olvidan algunos de sus jugadores al escuchar el atronador vocerío de las hinchadas.  En este sentido tenemos en nuestro país, un caso paradigmático en Francisco García Paramés, que siempre ha reiterado machaconamente su preferencia por las empresas familiares, y ha agradecido la suerte de haber recalado en sus inicios en una empresa familiar que le regaló su confianza, y no es extraño que el 80% de las compañías en las que invierten sean en un modo u otros familiares.

¿Y qué hay de la mentalidad positiva, energía positiva, optimismo…?

Está ahora muy de moda la necesidad de atraer y desprender energía positiva, se inculca cada vez más a los jóvenes estudiantes en general, y a los deportistas en particular, y es necesaria, siempre que no se incurra en el voluntarismo, es decir “quiero vencer, luego voy a vencer”. Deporte, y no menos en la inversión, los veteranos suelen en cambio afirmar “Quiero vencer, y me he preparado a conciencia para ello, luego si me acompañan determinadas circunstancias, lo voy a conseguir”.

Sin embargo, reconozco que aún ese optimismo mal entendido y siempre perjudicial, el voluntarista, a veces sirve para neutralizar otros prejuicios creados por zonas oscuras del cerebro. La tendencia a ver la botella medio vacía ha acompañado siempre en momentos clave a multitud de deportistas e inversores que, de suyo y en circunstancias normales, son personas ecuánimes y sensatas. En el deporte tampoco es difícil caer en el pesimismo, sencillamente porque muchos deportistas, o equipos, aspiran a un número muy limitado de puestos. Es un optimismo práctico, si quieren, posiblemente negacionista, es decir, tanto el inversor como el deportista deben procurar sacar de su cabeza los obstáculos por motivos exclusivamente prácticos. Así, un inversor, no puede comprar por una señal de tres indicadores técnicos y unos segundos después, sentir temblor de piernas al detectar euforia en las encuestas realizadas entre la masa inversora.

De igual modo, el portero no consigue nada pensando que se tire por el lado que se tire, puede acabar batido por un lanzamiento de Andrés Iniesta a lo Panenka.

En Inversión y en deporte creo que son necesarias buenas dosis de audacia, prudencia, perspectiva y constancia. Audacia, -que no es osadía, la audacia es necesaria para ganar, la osadía generalmente para perder, o para presumir, que suele ser su consecuencia- La audacia en varias vertientes, por un lado, para leer lo que no nos atrae, (si este problema se repite a lo mejor el problema es otro) o lo que tememos que nos va a costar entender, ya se encargan los autores de libros de inversión facilitarnos su comprensión. La misma audacia hay que tener para saber que, por muchas victorias consecutivas que acumule un adversario, es solo una persona, solo una persona, ni más ni menos que nosotros.

Audacia también es especialmente necesaria en otro sentido, como en todos los órdenes de la vida. Me refiero a “No pain, No gain” sin ella, ni Sergio Ramos ni Godín habrían cabeceado goleando ningún córner, por temor a los titulares del día siguiente en caso de recibir un gol por un contraataque.

En cuanto a la prudencia, sería ocioso recordar la necesidad de salvar la retaguardia en fútbol, -relevando los extremos a laterales, por ejemplo-, como no meter todos los huevos en la misma cesta, cuando de inversión hablamos.

Esa falta de perspectiva la tienen lamentablemente también no pocos inversores, que se lanzan a comprar acciones de tal o cual por tal dato ¿Por un solo dato? ¿se comería una pieza de ajedrez, solo porque en vez de ser un peón, es un alfil o un caballo, sin ver antes la situación en el tablero del resto de las piezas propias y ajenas? Todo afecta y no se puede descuidar nada. Muchas veces lo que pasaba desapercibido es lo que más determina la evolución del precio, porque igual que ese lateral desgarbado, con cara de pardillo, que parece invisible para algunos compañeros, es el que te la lía en el momento más inoportuno.

En este último sentido, todo inversor reconoce que muchas de las inversiones más rentables tenían en un principio expectativas muy dudosas. Del mismo modo, todo futbolista cuando le pregunta la prensa por qué dio tal pase, cómo se percató de la situación en fuera de juego de tal contrario, o cómo remató de tal forma, le falta muy poco para reconocer que, en realidad, no lo sabe, ni tenía mínima certeza del feliz desenlace de la jugada.

En definitiva, deporte e inversión tienen mucho más en común de lo que podría parecer a quienes no han probado uno de los dos platos. Aptitud; Actitud; Paciencia; Espíritu de sacrificio, no solo en el estudio diario o en el entrenamiento diario de un deportista, sino también a la hora de afrontar dilemas en los que es difícil decidir; Valores éticos bien arraigados; Constancia para no apartarse en momentos de decaimiento del sistema, que no por muy testeado es infalible; Libertad para decidir, Confianza en uno mismo y en los demás; Curiosidad por los pequeños detalles, que es por donde se cuelan las grandes ideas, y, por supuesto suerte, suerte y suerte.

La suerte es siempre necesaria, según reconocen algunos agraciados por ésta, que achacan el éxito a un golpe de fortuna. Creo que no es exacta su percepción, es cierto que se la encontraron, pero no como número premiado de lotería, sino eslabón de una cadena de todo lo anterior y probablemente consecuencia, y que, cuando viene de visita, tiene que encontrar trabajando al agraciado, si no quiere ver pasar de largo un tren que solo se detiene en estaciones donde hay gente trabajando. Como en las que antes se detuvieron los gigantes mencionados (algunos de estatura, todos de corazón) Rafa (Nadal); Pau y Marc (Gasol); Mireia (Belmonte); Andrés (Iniesta); Carolina (Martín) Maialen (Chorraut); Ana (Peleteiro); Luca (Modric) y tantos otros que han ayudado a mejorar aún más si cabe la imagen de nuestro país, el preferido por la mayoría absoluta de los europeos según reciente encuesta realizada por IPK International para ITB Berlín.

Me despido agradeciéndoles su compañía.

 

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