Un valor europeo desligado de materias primas y con potencial alcista es…una aguja en un pajar

¿Encontrar nuevos valores europeos aptos es encontrar una aguja en un pajar?

No creo que tanto, pero muchos modelos invitan a preguntarse ¿Por qué hay tan poco donde elegir para una cartera? ¿Por qué casi ningún europeo, salvo un par de británicos ligados a materias primas? Una quinta parte larga de población en riesgo de exclusión social, tiene buena parte de la culpa.

Echas una ojeada a la evolución de los tipos, y el desplome de los mercados de bonos en víspera de la festividad de la Virgen de Covadonga. En Cangas de Onís confirman que hay más gente que nunca en peregrinación. “Esti branu (verano) la Hospedería del santuariu y les pensiones barates tán petás dende va meses, non asina les hoteles de luxu. Agora tamen vien felices, pero munchos yá nun vienen solo de turismo. Vien contentos a la santina Oh, mas d’unu xingáu (jodido) pero contentu, esmolecíos (preocupados)  por caltener (conservar)  el trabayu y poder pagar colexos, ropa, calzau. Esto nun se viera nunca…”.

 

Testimonios aparte, en el siguiente documento ofrecido por gentileza del equipo de análisis de RENTA4, vemos como se ha comportado el índice de la locomotora europea, el DAX XETRA, en periodos de subida exponencial de precios de los alimentos. Creo que una imagen vale más que todas mis palabras.

 

Analizando la situación, vemos que cuando llueve todos nos mojamos en una u otra medida. Cada ciudadano en riesgo de exclusión (los hay en multinacionales viviendo en habitación con derecho a cocina). El planeta está que arde y nuestra economía es un satélite irrelevante de los dos líderes, y también lo es nuestra Bolsa de Wall Street, entre otras cosas porque está adueñada por Blackrock y compañeros de partida, como el resto de las europeas no nos engañemos.

 

Satélites europeos cada vez más irrelevantes y dependemos en mucho de Nueva York, que tampoco está para alardear de nada.

No, no voy a darles la brasa con ratios margin debt girando a la baja tras cuadruplicar los de la burbuja financiera de 2007, ni con P/E ajustados y sin ajustar insostenibles, ni con indicador Buffet, que mide la relación capitalización entre mercado bursátil y PIB estadounidenses. Los problemas actuales para que las Bolsas recuperen máximos de 2021 ya los conocen de sobra.

Lo que probablemente muchos de Vds. conozcan mucho mejor que yo, es ese tema de tertulia, cuando no de polémica, es el factor humano, que todo lo agrava. Codicia (cuando no indigencia moral) e insensatez. Los bonus de directivos y la inconsciencia de multitud de participantes del mercado han puesto la guinda a un pastel que posiblemente no existiría si su base estuviese huérfana de los dos ingredientes mencionados, codicia ye insensatez.

En este factor humano aparecen tres secciones: Pastores adueñados de un ganado ajeno, cuyos millones de codueños dependen en última instancia de entidades gigantes, sobradas de tiempo y dinero y que permiten participar a la masa de desprevenidos ahorradores, convidados de piedra y cooperadores necesarios para el enriquecimiento de los auténticos dueños de todo. Los gigantes antes mencionados. (nada personal, no hay ánimo de machacar a nadie, esto es solo negocio, y lo que gana uno lo pierde o deja de ganar el resto).

 

Los gigantes necesitan de colaboración de perros pastores de un rebaño de ahorradores despreocupados, son cómplices tendentes a rodearse de personas de su misma catadura moral, que por lo general tendrá muchos o pocos quilates en función de si el que pone el dinero tiene nombre y apellidos y vigila el día a día de la compañía, o si por el contrario, es un perfecto desconocedor de todo, como suele ocurrir en las compañías sin base familiar con accionariado atomizado. En estas, los perros pastores suelen dedicar más tiempo a buscar y expulsar como cuerpo extraño al profesional honrado, para que no estorbe dejándoles en evidencia. Ni que decir tiene que la guinda del pastel la pone el rebaño. Esa multitud de pequeños accionistas n los pequeños accionistas cuyo miedo o codicia pueden hacerles perder hasta la camisa por vender a destiempo.

 

Todo lo anterior se conexiona con las cotizaciones sintetizado en una sola línea: Las cotizadas han visto mantenidas sus valoraciones por unas tasas de interés bajísimas y los inversores se han olvidado de que existe un precio por encima del cual no deberían pagar.

Pero como todo dura lo que dura, los años de vino y rosas en barra libre de dinero gratis tienen también su cierre y pasen por caja.

Este escenario de un nuevo ciclo de subidas de tipos se produce debido a que la reapertura económica y el gasto de estímulo tanto monetario como fiscal han llevado la inflación a máximos de varias décadas y han ayudado al mercado laboral a recuperarse de los impactos de la pandemia.

Ahora quieren aplicar la receta contraria, subidas de tipos y políticas monetaria y fiscal restrictivas. ¿Es la medida correcta? El tiempo lo dirá.

En mi opinión, es un tema muy complejo y falté a clase el día que explicaron la solución. Porque si la inflación fuese la acostumbrada, inflación de demanda, el parche, que no solución, sería el acostumbrado, enfriar la actividad económica, por ejemplo, a través de la política monetaria con subida de los tipos de interés.

El problema es que esta vez es diferente. Hay inflación en la oferta por muchos motivos: precios materias primas, colapso cadenas de producción, escasez de ciertos servicios y productos para aliviar las subidas de precios, cuentos chinos de epidemias y problemas en sus puertos desde los que lo producido en gran fábrica del mundo inician viaje con destino a nuestra puerta de casa.

 

En la imagen Puerto de Shanghái de donde parten 47 millones de contenedores al año.

El hecho es que economistas para muchos obsoletos, como Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, están advirtiendo que la solución puede agravar el problema. No cree que subir los tipos de interés vaya a servir para que haya más bienes básicos a un precio inferior, ya que el problema que ha originado ese incremento seguirá ahí. Frente a esta situación, en mi opinión irrefutable, sugiere una de sus muchas soluciones milagro de difícil aplicación: Lo que hay que hacer es invertir para «aliviar algunos de los cuellos de botella» que ahogan la oferta. Vale, y Vd. lo quiere para hoy o puede esperar hasta mañana…

El tema tiene su miga, porque son pocas las empresas con liquidez y bajo endeudamiento que pueden resistir subidas de tipos, que ya han alcanzado máximos mensuales de casi medio siglo. Entiendo las sensatas palabras de algunos gobernantes, para quien el endeudamiento disparado en Gobiernos suponía un problema menor, en línea con la sentencia de aquel ministro o ministra para quien el dinero público no es de nadie. Pero a lo peor, el dinero sí que es de alguien, y el endeudamiento de administraciones y corporaciones privadas en estos años de vino y rosas con dinero gratis se justificaba con la previsión de incremento de ingresos futuros (las administraciones) o de beneficios futuros (las corporaciones privadas) que podrían no llegar a producirse nunca.

Por todo ello, en un contexto de alta incertidumbre en cuentas públicas, cuesta mucho encontrar empresas con buen mix de expectativas de beneficios futuros y ganancias reales en el presente, y, bien con liquidez suficiente o bien sensatamente endeudadas. Compañías que puedan permitirse el lujo de mantener o reducir márgenes, ya sea para mantener cuentas de resultados aceptables o incluso para asfixiar aún más a competidoras sobreendeudadas, muchas sin beneficios presentes y bastantes más sin expectativas sólidas para un futuro.

¿Mejor en liquidez? Depende de mil factores, porque en definitiva no hay precios objetivos sino multitud de participantes subjetivos. En mi opinión, y a pesar de la actual inflación, en este momento es preferible perder un poco y no correr el riesgo de perder mucho más. Pero cada caso es cada caso.

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