El país más rico del mundo y no sólo lo dice Arguiñano

En estos días en que todos podemos comprobar que, al menos en navidades, cuesta creer que haya país en el planeta donde todo esté tan rico como en España, no falta quien prefiere reducir la mencionada riqueza al espíritu familiar navideño, tan nuestro, o a lo rico que este año nos ha salido todo en navidad, y con o sin Thermomix, sin entrar en otros temas.

El lema de la campaña “El País más rico del mundo», de Alimentos de España, promocionado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación anima una nación donde llames a quien llames, o te llame quien te llame para desearte feliz año nuevo, te confiesa sin ambages su incertidumbre sobre ese “feliz año” , tanto en lo económico como en seguridad jurídica, jamás antes sentidas. No faltan excepciones, y de gran talla intelectual, que tienden, como W. Churchill a ser optimistas  por no ver ninguna utilidad en no serlo.

Habrá quien tenga distinta experiencia a la mía, bien por tener amigos que manejen datos esperanzadores inaccesibles a ningún conocido mío, o bien, como creo más probable, por optimismo voluntarista o por estar recibiendo unos ingresos con los que nunca antes había soñado por gracia de quien encuentra talento donde antes nadie había descubierto

Las encuestas demoscópicas, muy fiables en muchos más campos que en intención de voto, revelan un futuro poco alentador. Los problemas los conocemos todos, pero si a un solo lector de este comentario le sirviese para pasar un rato agradable con cielo azul entre tanto nubarrón económico y creo que social, habría merecido la pena escribir tal fecha como hoy, día de los inocentes.

Cuando hablo de cielo azul tengo presente que ni el régimen comunista chino con denodados esfuerzos consiguió apagar el genio cultural y científico chino desarrollado a lo largo de 5000 años, como llevamos comprobando desde 1980, y sobre todo de 2010, en que China se convirtió en la segunda economía del planeta.

No sé si es de Neruda o de Kundera aquello de “Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”.

No, no parece conformista ni mediocre un país con uno de los sistemas de salud más eficientes del mundo (según Bloomberg) – sumadas la sanidad gestionada por administración con la de iniciativa privada- y líder mundial de trasplantes;

 

un país con la tercera lengua más hablada del mundo; un país líder mundial en solidaridad, por serlo en número de cooperantes y donantes; un país que ha conseguido mantenerse contra viento y marea en el  segundo puesto como potencia turística mundial, solo después de Francia, a pesar de las muchas trabas tributarias y otras de toda índole procedentes de fuego Amigo en casi todas las Comunidades Autónomas.

Si les aburre dejen de leer, si no, seguimos hablando de un país que en patrimonio de la Humanidad de UNESCO solo está por detrás de China e Italia; Un país referente mundial en construcción, infraestructuras, telecomunicaciones, electricidad, alta velocidad, tecnología naval, o sector textil y alimentario. Obras tales como el Canal de Panamá, y las líneas de metro de medio planeta

por no hablar del AVE a La Meca o la imposible obra de ingeniería del  metro de Riad han sido realizadas por empresas españolas integrantes del ramillete de líderes en materia de grandes infraestructuras. Algo tendrá también de genial España cuando el castellano es la lengua del folclore más rico del mundo.

En fin, es para empezar y no parar en cuestión de esfuerzo colectivo. La cosa no queda ahí, entrando en las personas concretas, tenemos españoles de primer nivel enseñando en las más prestigiosas universidades estadounidenses; españoles y no españoles en escuelas de negocios sobradamente reconocidas.

¿de verdad creen que los J.Fernandez Aguado; J.L Illueca; R. Pampillón; L. Abadía; N.Chinchilla; J. Aguilar y suma y sigue surgen por generación espontánea en cualquier país del planeta? No, solo en un país vitalista, con mucho talento y con entusiasmo colectivo.

 

Un país con profesionales compitiendo en los mercados de capitales de Nueva York, Londres; Luxemburgo; Un país con genios participando en compañías tecnológicas de Silicon Valley o dirigiendo la investigación médica en los mejores hospitales del mundo, por no hablar de profesionales liberales que son referencia mundial en investigación en diversas disciplinas, nombrar a los cirujanos oftalmológicos de Fernández Vega

o a los traumatólogos del equipo de Del Cerro o de Villalón es solo nombrar tres ejemplos entre muchas referencias mundiales compatriotas nuestros.

En fin, ¿de verdad le han visto cara a este país de, derrotado a priori, de “pupas”; de “Torrente” o siquiera de “Tadeo Jones”? Ni de broma. Aquí hay muchos superpoderes ocultos

 

Spiderman tomando la alternativa en Puerto de Santa María

 

Igual que los pilares de muchas instituciones son tan firmes que ni un argentino peronista puede destruirlos, los del genio y esfuerzo españoles no los van a disolver cuatro ágrafos.

A medida que vas charlando y sobre todo, observando a algunos jóvenes intuyo que serán capaces de lo que no han querido llevar a cabo las generaciones precedentes por unos millones de votos o por unos puñados de lentejas, según quien dé y quien tome, despojando de toda esperanza de ver un solo euro de lo que cotizan.

Tal revolución solo puede germinar en el único terreno fértil del progreso: La educación, una educación que se buscarán ellos mismos cuando descubran los resultados de los recientes planes de educación. Una educación en muchos casos promovida por profesionales prestigiosos de manera altruista (al parecer en SECOT y otras instituciones sin ánimo de lucro están en ello); En otros casos nos llamarán a muchos, como ya lo están haciendo para enseñar economía parda o finanzas. Nunca olvidaré a aquel gran chaval, víctima de la LOGE quedó maravillado cuando le expliqué las consecuencias en sus ahorros de…¡del interés compuesto!.

En otros casos nos encontraremos con autodidactas, atraídos por la erudición y sensatez de gestores apartados por la edad que publican en internet, y al espectáculo de no pocos gestores de la cosa pública, como esos que desconocen la irretroactividad de las leyes.

Una revolución educativa capaz de sacar jóvenes sensatos, con espíritu crítico y conocimientos suficientes para saber lo que ahora ignoramos, que juntos, cediendo cada uno lo mejor de sí mismo en favor del equipo, acaba ganando el equipo y cada uno de sus integrantes.

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