El conflicto de Ucrania, anotaciones desde la biblioteca

¿Habrá invasión de Ucrania? Es la pregunta que se hace medio mundo, y parte de la respuesta la podríamos encontrar en la historia, entre cuyos libros según ex-asesores, se encuentra bastante cómodo.

¿Putin en la biblioteca?  Estamos ante uno de estos personajes cuya preparación intelectual no suele ser resaltada por los medios, a diferencia de sus escapadas para cabalgar y bucear.

Los medios, nos pintan la imagen en parte por él pretendida, la de un ex agente paramilitar bravucón, más bien pícnico, es decir, de temperamento ciclotímico, que propende al humor con alternativas ya de exaltación hipomaniaca, en las que muestra una de las dos caras, la más conocida, rebosante de energía y confianza en sí mismo. Un “Todo superficie” temperamental e imprevisible al que las circunstancias del día a día arrastran en la toma de decisiones.

Pero resulta que el presidente ruso a lo peor no responde plenamente al arquetipo antes comentado, y bajo el disfraz de paramilitar bravucón se oculta un abogado, que ocupó el puesto de vicerrector de la Universidad de Leningrado, hoy San Petersburgo. Fue la Universidad-modelo, la más prestigiosa de la U.R.S.S. en tiempos en que el régimen soviético tenía como embajador ante el mundo la calidad de su enseñanza por dos razones: Su extraordinaria exigencia con filtros mucho más rigurosos que en el resto de Europa, y la generosidad del régimen a la hora de invertir en educación.

Por tanto, me temo que ese ex agente KGB intelectual, que juega al despiste al fotografiarse haciendo con Kimono y cinturón negro o de cowboy a torso descubierto, conoce por formación académica el “Divide et impera” lema más conocido de Cayo Julio Cesar. “Divide y vencerás” tan presente en este compás de espera en Ucrania.

Resulta inconcebible que el nuevo Zar del siglo XXI no haya paladeado la obra de Maquiavelo, asignatura lamentablemente tan obligatoria para todo político del planeta, como las matemáticas avanzadas o el ajedrez en Rusia, de las que Vladimir podría ser catedrático.

Maquiavelo aconsejaba a los mandos superiores del ejército perseguir como primer objetivo la división de las fuerzas enemigas “Sembrado la sospecha o procurándoles buenas razones para separarse, haciéndoles así más débiles”. (Del Arte de la Guerra, libro VI) que sumado a “Los hombres ofenden antes a quien aman que a quien temen” (El Príncipe) ayuda a entender el momento elegido por el presidente para tener en vilo a la Unión Europea “y parte del extranjero”.

¿Invadir Ucrania? No tengo nada claro que entre en sus planes, ni siquiera con so pretexto de un hipotético boicot.

Está manejando el problema como un militar astuto, y buen conocedor de la historia, cuyas lecciones las tiene muy bien aprendidas, y no va a caer en la misma trampa que Napoleón; los alemanes en la II guerra mundial o Bush en Iraq, que avanzó en un camino-trampa libre de obstáculos hacia el avispero de Bagdad.

Es lo de siempre, el ansia y ambición desmedidas llevan a la ruina. Napoleón estableció con el Bloqueo Continental para arruinar financieramente a Inglaterra, posteriormente invadió Rusia para obligar al emperador Alejandro I a permanecer en el Bloqueo Continental y eliminar la posibilidad de una invasión rusa de Polonia. El resto ya lo conocen, una batalla con victoria francesa y camino abierto para invadir Moscú. Pero una cosa es invadir y otra conquistar- como bien tendrá presente Putin-, y es en el regreso a las Galias donde el general invierno con el apoyo de la falta de aprovisionamiento acabó con la conquista. En Stalingrado también intervino decisivamente el “General Invierno”, como bien conocen, tanto Vds. como el ex agente de KGB, por lo que como antes he comentado, creo que no va a morder anzuelo.

Si me lo permite, vamos a establecer tres puntos de partida.

A, – Popularidad, divino tesoro para un ególatra. Putin es consciente de su caída de popularidad, y de un orgullo herido del pueblo ruso, que recuerda con nostalgia otros tiempos en que ocupaba una de las dos sillas de la partida de ajedrez de la hegemonía mundial. Ahora su silla la ocupa China, y apenas le permite mover peones o algún alfil de vez en cuando. Precisamente por ello, en este momento tan complicado para el autócrata tanto por perspectivas económicas como por la caída de su popularidad personal, necesita más que nunca rememorar afrentas reales o inventadas del “maligno occidente” en los últimos 30 años. El objetivo final podría ser la firma de un nuevo tratado de Yalta, como el que sirvió para repartirse el mundo en zonas de influencia tras la II guerra mundial y aseguró la estabilidad de Stalin en la antigua U.R.S.S.

B, – Rusia depende de la UE. exporta cerca de la mitad del gas mundial, cantidad de la que las tres cuartas partes van a parar a Europa.

C, – Alemania depende de Rusia. El líder indiscutible de la UE, importa el 55% de su gas a Rusia, y ya casi el 40% del petróleo que consume.

D, -Ucrania, referencia histórica y raíz de la gran Rusia. “Y Oleg se sentó, gobernando, en Kiev y Oleg dijo: ‘Que sea la madre de todas las ciudades rusas’” Poema sobre el príncipe Oleg, fundador de Rus. Siglo IX.

La mera mención de acercamiento a la OTAN suena en el Kremlin como verso satánico de Salman Rushdie en el palacio del Ayatolá iraní. Intolerable por razones geoestratégicas (frontera del gigante euroasiático con Europa) económicas e históricas, los rusos no conciben una gran Rusia sin Ucrania.

E, – Probabilidad. “Sólo se debe operar cuando se tiene una probabilidad alta de éxito (Tsun Zu, en “El arte de la Guerra”) ¿Hay probabilidades de éxito de una invasión de Ucrania? Y volviendo a Napoleón, aun invadiendo, ¿hay posibilidades de conquistar a un pueblo del que, según varias encuestas, un 81% se manifiesta pro europeo y desaprueba a Putin y a una posible anexión a Rusia

F, – Sanciones. El régimen de un ególatra que asiste con resentimiento al obsceno espectáculo ofrecido por el orfeón de multimillonarios bien relacionados con el Kremlin.  ¿Podría el pueblo ruso soportar severas restricciones de un boicot, que debilitaría aún más su ya precaria situación económica?

G, – Nord Stream 2. Alemania deja en suspenso la aprobación del gasoducto. ¿Tal suspensión perjudica a Rusia, ¿solo a Rusia?

H, – Rusia marca los tiempos. Si Rusia no quiere sufrir un desgaste por una derrota, o una victoria que a la postre acaba siendo una derrota aún peor, ¿qué sentido tiene esa carísima excursión de docenas de miles de soldados?

Según los expertos, hay que interpretarlo en clave rusa. Allí no hay prisa, incluso nuestra ansiedad les divierte y favorece, como al torero el desasosiego del toro. El tiempo juega a su favor en un aspecto: Genera desgaste en un adversario, cuya desunión interna queda confirmada, varios de los 27 están acostumbrados a negociar con Rusia por su cuenta, y a río revuelto por tanta división de opiniones en la grada, ganancia del pescador ruso, acostumbrado a pescar con maestría en agua dulce, y no solo en Stalingrado (buscar importancia del Volga en la batalla).

G, – El “enemigo” también juega. ¿El “gran enemigo” o mejor, varios de ellos, con intereses muy dispares en el conflicto?  Aquí aparece el punto realmente fuerte de Putin, apoyado en la máxima de Cayo Julio Cesar y en una de las muchas máximas de Maquiavelo.

Para empezar, división en el líder. En el gobierno de coalición, por un lado, verdes y liberales apoyan rotundamente a Ucrania, pero en la cúpula partido socialdemócrata del presidente Scholz hay división entre pro ucrania y apaciguadores con Rusia, dispuestos a ceder más que nadie en salvaguarda de un gasoducto desde Rusia.

La cosa como saben no queda ahí, hay una división mucho más sangrante, que podría desembocar en lucha de dos bandos: Uno pro Ucrania, Encabezado por Polonia y Lituania, obviamente por la provocación bielorrusa, junto con otros dos países bálticos, (Estonia y Letonia) que no se juegan menos que la mencionada Lituania, y, por último, Rumanía, vecino de Ucrania con lo que toda pared con pared trae consigo. A estos radicales pro Ucrania y pro unidad de acción europea sin contemplaciones hay que sumar países escandinavos (Ojo, los frugales, los acreedores netos). Reclaman sanciones extremas para Rusia y defensa a ultranza frente a las amenazas militares y de intereses económico europeos. No por casualidad, son países bien por ser colindantes con Rusia, o en el caso de Rumanía con Ucrania, o bien por sentirse amenazados con frecuentes incursiones de la marina rusa, sienten el aliento de Putin.

El bando, sino opuesto, si mucho más blandito con Putin no es propiamente un grupo con intereses comunes, sino más bien una cuadrilla cuyos integrantes parecen haber coincidido casualmente en el mismo vagón sin haber compartido nada con anterioridad. Allí estarían Italia, o lo que va quedando de ella, por intereses concretos de algunas empresas concretas; Hungría con el “disidente Orban” a la cabeza, por intereses exclusivamente económicos (Necesita energía barata e incrementar el crédito vigente concedido por Rusia para la construcción de centrales nucleares) e indisimulada desafección con Europa; Chipre, por lo que todos sabemos, y Bulgaria, por lo que Vds. sabrán y que servidor no alcanza a entender.

El resto de los países, sin negar ser pro Ucrania, presentan algunas salvedades que en nada favorecen a la unidad de criterio.

En fin, con todas estas premisas, servidor extrae una sola conclusión. No sé si habrá guerra, ni si habrá batallas en distintos frentes y entornos, pero tengo muy claro que hay una batalla no declarada por Putin de la que la Unión Europea ha salido ya derrotada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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